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Me llamo Carlotta Boettcher, soy artista visual, fotógrafa, plástica, y diseñadora de muebles-arte. Nací en La Habana, en 1945. Mi papá era fanático de los automóviles, en particular, los de la marca Lincoln. Esto solo para decir que me crie con una persona para quien los automóviles eran una pasión. Al parecer a mí se me pego un poco ese interés…  No reparé en esto hasta que llegué a vivir a San Francisco, California, en los años setenta.

Viviendo en San Francisco me di cuenta de que allí había una cantidad y una variedad de automóviles de marcas y modelos que jamás había visto. Sin duda, California es la capital del automóvil en Estados Unidos. Proliferan tanto coches domésticos como de marcas extranjeras; modelos exóticos y de colección se ven a menudo circulando por las calles… El concurso automovilístico más grande del país se celebra anualmente en Carmel, California, en agosto, y se conoce como el Concours d’Elegance.

Un día vi un carro americano malamente averiado cruzar delante de mí. Casi le faltaba la mitad; estaba plegado como un acordeón en su parte trasera. Unas semanas más tarde me di cuenta de que ese mismo vehículo volvía a aparecer completamente reparado y repintado: se veía como nuevo. En ese momento me entró la curiosidad: cómo era posible arreglar todo ese metal y dejarlo como nuevo… Así que decidí comprar un carro viejo y dañado para tratarlo como si fuera una escultura, e intentar repararlo… No me pregunten por qué se me ocurrió semejante idea, pero compré en 1977 un VW Bug del año 1964 y me lo llevé para mi estudio con la idea de aprender a repararlo por mí misma. ¡Hasta dejarlo perfecto!

Compré un libro y algunas herramientas básicas: compresor, martillos, lijadoras, pistola de pintar etc. Y fui siguiendo las ilustraciones y los consejos del libro. Había ejemplos de cómo arreglar la chapa dañada y mucho más… Fue una gran aventura. Me encantó transformar el metal y aprender todas aquellas técnicas. Resultó todo bastante fácil, como que ya traía en las manos la habilidad de trabajar el metal. Luego aprendí cómo dar el terminado: la técnica para obtener superficies listas para pintar. Me gustó mucho lijar; algo que a casi nadie le gusta, pero paso esencial para obtener un buen terminado antes de la pintura. Fue cosa de magia obtener resultados de gran calidad, con brillo y lisura. Recordaba los carros de mi papá, siempre perfectamente pulidos.

Pasados los años, restauré un gran número de carros interesantes. Finalmente, el trabajo de restauración me llegó a aburrir, y fue cuando empecé a concebir la idea de usarlos como vehículo artístico para crear mi propio «arte automovilístico».

Volví a comprar otro carro viejo para comenzar este camino. Fue uno «genérico» de marcas combinadas: Opel-Isuzu-Buick. En los años ochenta, cuando la General Motors se alió con marcas europeas y japonesas, salió al mercado ese carrito aburrido y feo de bajo precio.

Así comenzó la parte artística de mi empeño automovilístico. Entre 1987 hasta 1993 creé obras artísticas utilizando automóviles y, sobre todo, sus capós, como si fueran cuadros para colgar en una pared.

Al mismo tiempo comencé a exhibir estas piezas en galerías y museos. Hoy, varias de esas obras están en museos de arte contemporáneo en Tucson, Arizona, y Santa Fe, Nuevo México; también vendí obras a coleccionistas.

Luego, la escuela de oficios técnicos-manuales de Alameda, California, mandó un emisario a mi taller en San Francisco para reclutarme como la primera mujer maestra en el oficio de chapistería y pintura del automóvil. Así comenzó mi etapa docente. Fui la primera y quizás la única mujer en el oficio. En esa época las mujeres entraban a otros oficios característicos de hombres, como la mecánica, la carpintería, la plomería, etc., pero la chapistería y la pintura de carros no era algo atractivo para ellas debido a los materiales tóxicos y carcinógenos que se empleaban entonces.

En 1994 cerré mi estudio de arte y de restauración de automóviles y me fui a vivir al desierto del suroeste norteamericano, en el estado de Nuevo México. Tuve la oportunidad de construir mi propia casa y mi taller de arte en un paraje maravilloso, despoblado, minimalista más bien: un bellísimo desierto clásico, con pocos habitantes en casas fabricadas de adobe (ladrillos de tierra), tal como lo habían hecho los indígenas de la región durante siglos. Fue allí donde me despedí de los materiales tóxicos que se usan para pintar carros. Mi carrera en el «arte automovilístico» terminó en ese momento.

Sin embargo, al parecer los carros me persiguieron, literalmente, mientras conducía por carreteras y caminos desiertos, alejados de la civilización… De repente comencé a descubrir viejos automóviles desechados en ríos y en otros parajes rurales a donde habían llegado sin que nadie sepa cómo ni por qué.

Esos autos, olvidados, como juguetes rotos… Eran restos, imágenes surreales de una civilización ya desaparecida que abandonó sus «naves» para que fueran tragadas por la tierra circundante.

(Texto y fotos de Carlotta Boettcher / Antigua, Guatemala; septiembre, 2020).

El Estornudo

Revista independiente de periodismo narrativo, hecha desde dentro de Cuba, desde fuera de Cuba y, de paso, sobre Cuba.

Ver comentarios

  • Qué cantidad de recuerdos, nostalgias, bellos y tristes momentos o épocas, qué de amigoas y amigas hermos@s de los quese fueron muchos, pero de los que e los que quedan se convirtieran en familia como Carlotta.

    • Rene querido cuanta razon tienes, fue una epoca dulce y agria a la vez, tu un campeon de comprension y compansion, y aunque estemos lejos, pienso en ti con el mismo carino y amor como si estuvieramos juntos aqui mismo en La Antigua, donde si quieres, un dia me visitaras.....fuertes abrazos y muchos besos, Carlotta

  • Gracias mil a El Estornudo por publicar esta historia, muy buen trabajo, me gusto como quedo! Si alguien tiene preguntas que no duden en preguntar! Un saludo especial a la gran fotografa Evelyn Sosa .....y otro saludo especial para todos los amantes del automovil y chapisteros de Cuba, se les aprecia.

  • This woman - Carlotta left a terrible legacy in Abiquiu NM where she lived for years! Everyone was rejoicing "THE WITCH IS GONE!" when she moved away 2 years ago... Vile human being! Don't celebrate anything she has done... It's all TAINTED WITH BAD, EVIL ENERGY!