Opinión

¿Cómo iba vestido?

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Hay un niño desaparecido.

Hay un niño de 14 años desaparecido.

Hay un niño de 14 años desaparecido en Cuba.

Hay un niño de 14 años desaparecido en Cuba hace tres meses.

El niño se llama Yosvani Villar Ávila.

El niño se llama Yosvani Villar Ávila y vestía pullover marrón oscuro, short negro, zapatos colegiales cuando desapareció.

El niño se llama Yosvani Villar Ávila y vestía pullover marrón, short negro, zapatos colegiales cuando desapareció en la esquina de su casa en Lawton.

La madre de Yosvani Villar Ávila está desesperada.

La madre de Yosvani Villar Ávila está desesperada porque no sabe dónde está su niño.

La madre de Yosvani Villar Ávila está desesperada porque son tres meses sin saber dónde está su niño.

La madre de Yosvani Villar Ávila está desesperada porque son tres meses sin saber dónde está su niño y la Seguridad del Estado la amenaza por estar desesperada.

La desaparición de un niño es un asunto político.

La desesperación de una madre por la desaparición de un niño es un asunto político.

La amenaza por parte de la seguridad de estado a la madre desesperada por la desaparición de su niño es un asunto político.

El niño cubano Yosvani Villar Ávila de 14 años iba vestido con short negro, pullover marrón y zapatos colegiales cuando desapareció hace ya seis meses.

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Hay una niña desaparecida.

Hay una niña de 16 años desaparecida 

Hay una niña de 16 años desaparecida en Cuba.

Hay una niña de 16 años desaparecida en Cuba desde hace dos semanas.

La niña se llama Maydeleisis Rosales Rodríguez.

La niña se llama Maydeleisis Rosales Rodríguez y vestía lycra estampada y pullover gris cuando desapareció.

La niña se llama Maydeleisis Rosales Rodríguez y vestía lycra estampada y pullover gris cuando desapareció en un parque en Campanario y Malecón, Centro Habana.

La madre de la niña está desesperada porque su hija ha desaparecido.

La madre de la niña está desesperada porque su hija ha desaparecido hace dos semanas.

La madre de la niña está desesperada y decepcionada porque su hija ha desaparecido y la policía le llama para preguntarle a ella si su hija ya apareció.

La desaparición de una niña es un asunto político.

La desesperación de una madre por la desaparición de su hija es un asunto político.

La indiferencia y el maltrato por parte de la policía hacia la madre desesperada por la desaparición de su hija es un asunto político.

La niña cubana de 16 años Maydeleisis Rosales Rodríguez iba vestida con una lycra estampada y un pullover gris cuando desapareció hace 24 días.

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Parece repetitivo, redundante, vicioso, meloso, morboso. Sí, un poco lo es.

Imagina entonces cuántas veces por hora pueden producirse estas frases en la cabeza de una madre.

Multipliquemos entonces lo que puede repetirse durante un día, semanas, 24 días o seis meses.

Cuando abren los ojos en la mañana y todavía su hijx está desaparecidx.

Cuando toma desayuno y con esfuerzo logra que el pedazo de pan baje a pesar del nudo en el pecho que le avisa que su hijx todavía está desaparecidx.

Cuando respira ese aire que no oxigena, que solo hiere y desgarra mientras llega a los pulmones que también le gritan que su hijx todavía está desaparecidx.

Cuando cocina, y se pregunta por qué cocina, por qué comer. 

Cuando defeca y se pregunta por qué su cuerpo sigue funcionando, por qué sigue caminando.

Tiene que caminar, tiene que caminar hasta la puerta y seguir caminando hacia todas las puertas que tenga que tocar para encontrar a su hijx. 

Pero no caminan ellas solas, caminan cargando un sistema roto, carcomido por el poder que no reconoce que se cae a pedazos, que nunca estuvo completo, que los niños nunca fueron la esperanza del mundo. 

Y el poder que nunca quiere ser observado destierra entonces a las madres que buscan a sus hijxs, a las mujeres que no sobreviven a la violencia del sistema, abaratando sus vidas, encerrando sus asuntos dentro de una casa, o dentro de un vínculo emocional como si sus «dramas» fueran realmente suyos. Y es que, de no ser así, tendrían los sistemas de poder y sus dispositivos que asumir su autoría y reconocerse culpables y renunciar al privilegio de la impunidad. 

El cuerpo de una madre siempre camina hacia su hijx, solo que esto no es solo un asunto de madres e hijxs. Esto es un asunto de todas las personas, aunque madres y padres son lxs únicxs que no olvidan. Hay niñxs desaparecidxs.